Generación Y, Reclutamiento 2.0, Marca Empleadora, Competitividad Externa, son conceptos que llevamos tatuados como estandartes y buscamos no olvidar a la hora de pensar en nuestra estrategia, poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación y flexibilidad ante los cambios.
Una vez que las personas ajustadas ingresan a sus nuevas posiciones, nos preguntamos cuáles son los elementos que inciden en la felicidad y en la  motivacion laboral de las personas y cuáles son las formas en las cuales las empresas pueden fortalecer su gestión para generar mayor estabilidad y compromiso. Desde este lugar intentamos asesorar a nuestros clientes en cuáles son los elementos distintivos que ayuden a que las personas talentosas quieran trabajar con ellos.
Pero aun así, volvemos a tener vacantes que cubrir y tomando en cuenta todos estos aspectos y generando acciones en consecuencia, seguimos con dificultades a la hora de encontrar personal y atraer perfiles adecuados.
¿Por qué nos enfrentamos a tantas dificultades? ¿Qué pasa con todas esas personas que hoy en día están disponibles en el mercado laboral pero no aplican a lo que se busca?  ¿Dónde está el problema? Porque no se trata de que no califiquen únicamente en términos de experiencia o formación, que muchas veces puede suceder y es normal. Sino que en gran medida la dificultad la encontramos en relación a las competencias, a lo que  esas personas nos muestran de sí mismos y de cómo se enfocan hacia el trabajo.
Intentar comprender los Modelos Mentales de las personas de las distintas generaciones es en parte, lo que hemos tratado de hacer para buscar soluciones, pero aquí es cuando surgen algunas interrogantes:
¿Cómo aprenden las nuevas generaciones sobre aquellas cualidades tan valoradas y necesarias para el mundo del trabajo? ¿En donde aprenden sobre la Responsabilidad, Compromiso, Trabajo en Equipo, Inteligencia Emocional, Toma de Decisiones, Actitud de Servicio, Comunicación, Perseverancia, Optimismo, Tener objetivos claros, un Autoestima realista?
Sabemos que el Talento no es solo ser Inteligente o Eficiente, sino que tiene que ver con poseer la capacidad para convertir las cualidades personales en valor agregado para las organizaciones. . Y tal vez los ámbitos que oficiaron de facilitadores para desarrollar estas aptitudes hace unos años, hoy han cambiado. ¿Cuáles son esos ámbitos de formación y desarrollo en la actualidad? Ese ámbito donde los jóvenes, con sus características particulares (propias de su generación), también puedan trabajar sobre su motivación, aquello que les despierta interés, reflexionar acerca del valor del trabajo como medio de desarrollo personal y profesional, el para qué.
Tal vez parte de la estrategia en Recursos Humanos debería ser colaborar en ese proceso y ser habilitadores de esos ámbitos, generando nuevos canales de comunicación e intercambio de información.  Generar nuevas alianzas entre el mundo empresarial y el educativo donde podamos enfocarnos en que estos jóvenes conozcan sobre esas Competencias que consideramos importantes encontrar. Seguramente en la actualidad existan diversos programas o actividades que apunten a eso, pero sería positivo que se volviera más presente esta necesidad y analizáramos de qué forma cada actor involucrado puede contribuir, incluso desde la formación académica curricular.
Y no solo buscar que los jóvenes se adapten al modelo de mundo conocido por nosotros, sino también dejarse nutrir por lo que estas generaciones tienen para ofrecer. Hay un arduo trabajo por hacer y por ello seguimos buscando ser profesionales creativos en lo que a gestión humana refiere.
Para terminar, me gustaría compartir una metáfora que considero representativa de las ideas arriba presentadas y que es atinada tal vez por la influencia de los meses que se vienen a nivel deportivo. Si bien no soy una persona con amplios conocimientos futbolísticos, me imagino que como todo deporte, el entrenamiento es una etapa fundamental para que cualquier jugador esté bien preparado cuando se le dé la oportunidad de ingresar a la cancha. Tal vez esa oportunidad no sea inmediata, tal vez necesite tener paciencia, pero lo importante es que cuando tenga que salir a la cancha, el jugador esté lo suficientemente preparado. Seguro ese jugador se destaque en algo particular que genere valor agregado al  equipo, pero no solo importa el talento que posea, sino también conocer qué se espera de él, que necesita el equipo, para así poder responder adecuadamente.
Busquemos enfocar nuestra energía no solo en mantener a los más cotizados, sino también en entrenar nuevos jugadores.
Hasta la próxima
Lic. Lucía Ripa
lripa@entrust.com.uy